5 Mejores Poemas sobre los Excesos

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Los excesos

En el misterio de tus excesos desvelo mi alma,donde el deseo impera sobre la razón sin calma.Me pierdo entre tus vicios que exhalan pasión,enredados en el torbellino de nuestra obsesión.

Tus labios, cual cáliz de deleite prohibido,embriagan mi ser y me tienen cautivo.El éxtasis fluye en cada amanecer sin fin,en esta locura que se alimenta de nuestro confín.

Entre susurros y risas, caemos en desenfreno,experimentando el placer sin un solo freno.Bebemos de la copa de los excesos sin pudor,sumergiéndonos en la oscuridad para conocernos mejor.

Pero en el exceso yace un peligro sin brida,dando rienda suelta a una pasión desmedida.Nos ahogamos en el abismo de lo que creemos necesitar,ignorando el peligro que nos puede arrastrar.

Los excesos, dulces y amargos a la vez,nos envuelven en un torbellino de avidez.Nos perdemos en la búsqueda de la intensidad,sin percatarnos del precio que pagamos en realidad.

Así que, cautelosos en nuestros anhelos e impulsos,tomemos consciencia de los límites que siempre han estado a nuestro alcance.Que en cada exceso encontremos el aprendizaje,y no olvidemos que la moderación es el equilibrio del coraje.

Excesos Desbordantes

En los excesos se oculta la belleza,como un jardín desbordando en flores,donde la pasión despierta y despiadada,se entrega sin reparos ni temores.

En el abrazo fugaz de los vicios,se descubre un placer sin medida,un éxtasis que nubla los sentidos,y nos arrastra a una vida atrevida.

El exceso nos envuelve con su manto,nos arrastra en su corriente desenfrenada,y aunque nos sintamos culpables por momentos,no podemos resistir su llamada.

Es como un torbellino que nos atrapa,nos pierde en su caos sin final,y sin embargo, en su frenesí desenfrenado,sentimos una sensación celestial.

El exceso es un poema sin rimas,un canto sin partitura ni compás,es la búsqueda insaciable de emociones,que nos hace vivir al límite, ardiente y audaz.

Pero cuidado, pues los excesos,pueden llevarnos al abismo sin salida,nos consumen hasta dejarnos vacíos,sin dejar más que arrepentimientos de por vida.

Así que disfrutemos de los excesos,pero con conciencia y moderación,aprendamos a apreciar su efímera belleza,sin perder la cordura en la pasión.

Porque en el equilibrio se encuentra el verdadero encanto,donde la mesura y el goce se entrelazan,y cada momento vivido con exceso,se convierte en una joya que nos asombra y abraza.

Excesos

En el océano de la vida, nadamos sin cesar,

Buscando siempre algo más, sin parar,

Y en nuestro afán desmedido, nos dejamos llevar,

Por los excesos que nos hacen naufragar.

Oh, excesos, seductores y tentadores,

Nos atrapan en sus redes sin pudores,

Nos seducen con promesas coloridas,

Pero al final, nos dejan en ruinas.

Caemos en la trampa de los placeres fugaces,

Creyendo que así encontraremos la paz,

Pero en realidad, nos llenamos de vacío,

Y nos alejamos del verdadero sentido.

Los excesos nos consumen sin piedad,

Nos arrastran a un abismo de fragilidad,

Nos roban la belleza de la moderación,

Y nos envuelven en un halo de perdición.

Es tiempo de despertar del letargo,

De dejar atrás el desorden y el desgarro,

De buscar el equilibrio en cada acto,

Y liberarnos de los excesos en impacto.

Encontraremos la verdadera plenitud,

Al alejarnos de la superficialidad y la actitud,

Al aprender a disfrutar con mesura,

Y abrazar la moderación con ternura.

Dejemos que nuestro ser se nutra,

De experiencias enriquecedoras y puras,

Que nos llenen el alma y nos eleven,

En lugar de los excesos que nos destruyen.

Así que, ante los excesos, sé sabio y prudente,

No dejes que te arrastren hacia la corriente,

Encuentra el equilibrio en cada paso,

Y serás libre del abismo y del fracaso.

El éxtasis de los excesos

En un mundo de emociones desbordantes,

donde los excesos se convierten en la norma,

nos perdemos en la búsqueda de placeres sin medida.

Como pájaros cautivos enjaulados,

volamos hacia lo prohibido,

anhelando sentirnos vivos y completos.

Inmersos en la vorágine de la noche,

nuestros cuerpos se rinden a los impulsos,

sin restricciones ni límites que nos contengan.

Las luces parpadeantes nos engañan,

nos envuelven con su cegadora promesa,

de ser eternamente jóvenes y audaces.

Nos entregamos embriagados de deseo,

perdiendo la noción del tiempo y del espacio,

nuestros sentidos se agudizan en cada momento.

Pero entre tanto placer artificial,

nos olvidamos de la esencia misma de la vida,

nos desvanecemos en un sueño efímero.

Y así, en medio de los excesos,

descubrimos que la verdadera felicidad

no está en el vacío desenfreno, sino en el equilibrio.

Abracemos la mesura y la sobriedad,

encontrémonos en la calma y la serenidad,

saboreemos cada instante sin buscar más.

Porque solo entonces, en ese balance,

nos encontraremos a nosotros mismos,

en cada suspiro y en cada palpitar del corazón.

Excesos

Entre montañas de deseos y sueños, un camino se diluye en la oscuridad,donde los excesos seducen con su promesa de eternidad.Envueltos en un halo de tentación y placer,nos adentramos en un mundo de excesos, sin poder retroceder.

El vino fluye cual río desbordado,las copas se alzan, al igual que los corazones ensimismados.El humo del tabaco se eleva al cielo,mientras las risas y los suspiros se entremezclan en este juego.

La gula se desboca, sin freno ni medida,la comida se convierte en una danza prohibida.El sabor embriaga cada uno de nuestros sentidos,pero al final, solo quedan vacíos y arrepentimientos.

El lujo nos envuelve con su abrazo seductor,las posesiones se acumulan, creando un falso esplendor.Diamantes y oro relucen en cada rincón,pero la felicidad genuina se pierde en esta vorágine de ambición.

Las pasiones carnales se desenfrenan sin clemencia,cuerpos enredados en una danza de apariencia.El amor se confunde entre el deseo y el placer,pero al final, solo quedan corazones rotos sin poder renacer.

Oh, excesos, caminos oscuros y peligrosos,nos atrapas en tu red, sin poder escapar victoriosos.Aprendamos a disfrutar sin caer en la obsesión,a equilibrar nuestras vidas y encontrar la verdadera pasión.

El encanto de los excesos

En un mundo de excesos me encuentro perdido,

Sediento de placeres sin medida y sin sentido.

Las luces parpadeantes me llaman con su brillo,

Mientras la razón se desvanece como un suspiro.

Caigo en la tentación de los placeres infinitos,

Embriagado por la dulzura de los vicios prohibidos.

Me sumerjo en el abismo de la pasión desenfrenada,

Sintiendo en cada instante cómo se desangra mi alma.

El tiempo se transforma en un fugaz suspiro,

Mientras me sumerjo en el torbellino del delirio.

Las risas se vuelven gritos, el éxtasis desmedido,

Y en cada exceso encuentro un nuevo sentido.

Pero oh, cuán breve es el gozo que me brinda esta vida,

Como una brillante estrella que rápidamente se extingue.

En los excesos encuentro placeres efímeros,

Y en el abrazo de la oscuridad, encuentro mis miedos.

No obstante, en cada exceso también hay enseñanzas,

Descubriendo que el equilibrio es la llave a la esperanza.

El amor propio se esconde detrás de la sobriedad,

Y la felicidad verdadera no reside en la vanidad.

Así, en esta danza de excesos y moderación,

Aprendo a apreciar la belleza de la moderación.

Valorando cada momento sin caer en los excesos,

Encontrando la verdadera esencia de mi ser.

Porque en los excesos resplandecen las enseñanzas,

Y en la moderación encuentro la fortaleza y esperanza.

Así, aprendo a caminar por esta vida con sabiduría,

Abrazando los excesos sin perderme en la fantasía.

Excesos

En los excesos nos perdemos, nos abandonamos,Bebemos de la copa de la vida sin medida,Nos dejamos llevar por el impulso desmedido,Hasta que el alma, cansada, clama por descanso.

En el brillo efímero de las luces de la noche,Caemos en la telaraña de placeres engañosos,Enredados en una danza de risas y desvaríos,Sin pensar en las consecuencias, en el reproche.

El exceso nos alza en una nube de ilusión,Nos lleva a creer que somos invencibles,Pero al final nos revela la cruda verdad,Que somos frágiles, vulnerables, sensibles.

Despertamos de la euforia y encontramos el vacío,que los excesos dejaron en nuestra alma,Ahora somos conscientes de lo efímero y vano,De lo fugaz que es el placer y su embriaguez de grama.

Aprendamos de los excesos, de su lección amarga,De que la moderación es el camino verdadero,Para vivir una vida plena, equilibrada y llena de paz,Donde el corazón y la razón encuentren un sincero sincero.

Evitemos caer en la trampa de los excesos desmedidos,Busquemos la serenidad en cada paso que damos,Encontremos la medida perfecta para amar, divertirnos,Y así construir una vida llena de momentos gratos.

Excesos

En la vorágine de las pasiones sin freno,

se desvanecen los límites, los contornos.

El deseo desbocado, el placer sin dueño,

nubla los sentidos, nos ciega en el ensueño.

Sumidos en el vértigo de lo prohibido,

nos dejamos arrastrar por ese abismo.

Los excesos nos seducen con su latido,

nuestros cuerpos y almas, en ellos sumidos.

Miramos al mundo desde el precipicio,

y nuestras risas suenan a desafío.

Caemos y volvemos a elevarnos al brío,

como pájaros libres surcando el vacío.

El tiempo se desvanece sin darnos cuenta,

la razón se desvanece sin la lupa.

Los excesos nos arrastran como tormenta,

y cada instante vivido se nos escruta.

Pero, oh, los excesos, ¡qué dulce pecado!

En sus brazos encontramos el olvido.

Nuestras almas se funden en el pecado,

un fuego que quema pero no ha destruido.

En el abismo de los excesos solemos caer,

y aunque al final nos aguarden las penas,

nuestra naturaleza nos manda obedecer,

y rendirnos, por siempre, a las cadenas.

Excesos

En la búsqueda incansable de emociones,nos dejamos arrastrar por los excesos,como marineros perdidos en el océano,navegamos sin rumbo, sin retroceso.

La tentación nos envuelve en su manto,nos seduce con promesas de euforia,y nos perdemos en un juego de encantos,donde la razón queda en la penumbra.

Nos sumergimos en el abismo de placeres,sin mirar las señales, sin detenernos,convirtiendo nuestros deseos en cimientos,de una vida llena de sombras y dolores.

Pero oh, cuán efímeros son esos deleites,como la luz de una vela en el viento,nos queman por dentro, nos causan malestares,y nos dejan vacíos, sin ningún aliento.

Es hora de frenar, de encontrar el equilibrio,de abrazar la moderación y la mesura,recuperar la esencia que se ha perdido,y dar paso a una vida más pura.

Dejemos atrás los excesos asfixiantes,que nos consumen sin piedad ni clemencia,busquemos la serenidad más reconfortante,y encontremos la paz en la prudencia.

Enjugaremos las lágrimas de nuestros errores,y cerraremos la puerta a la compulsión,abrazaremos la calma, los buenos valores,y alcanzaremos la verdadera redención.