Cinco Poemas sobre Piedras

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Piedras

En calma y silencio reposan las piedras,

testigos mudos de mil historias guardadas,

sus formas únicas, su naturaleza perfecta,

nos invitan a contemplar su belleza sagrada.

En ríos y montañas encuentran su morada,

milenarias rocas que desafían al tiempo,

con sus colores vivos y su dureza estampada,

nos enseñan que incluso en lo sólido hay movimiento.

Piedras preciosas que brillan con luz propia,

reflejan el resplandor del sol en su esencia,

guardianas incansables de secretos y joyas,

nos invitan a soñar en su vibrante presencia.

Las piedras rugosas, erosionadas por los años,

nos hablan del paso del tiempo y del cambio constante,

nos enseñan que aunque enfrenten mil daños,

siempre encuentran la fuerza para seguir adelante.

Que mágico es el mundo que las piedras nos regalan,

una ventana a la historia y a la eternidad,

en cada una encontramos una historia que contar,

un canto a la naturaleza y a su majestuosidad.

Así que contemplemos la belleza de las piedras,

valorémoslas como tesoros de la Tierra,

porque en su serena presencia encontraremos,

un recordatorio de la grandeza que yace en cada esfera.

Piedras

Las piedras, esas maravillas de la naturaleza,

Que yacen firmes en la tierra,

Silenciosas testigos de la historia antigua,

Vestigios eternos de la tierra primigenia.

Su dureza y resistencia,

Reflejo de su valiosa esencia,

En cada roca hay un misterio escondido,

Una historia que contar al oído.

Su color y forma tan variados,

Como si fueran caprichos divinos creados,

Nos invitan a contemplar su belleza,

A admirar cada una de sus destrezas.

Las piedras, símbolo de fortaleza y solidez,

Enseñanza de vida y de sencillez,

Desde lo más profundo de la tierra emergen,

Como esculturas naturales que nos atercergen.

¡Oh piedras!, guardianas del paisaje,

Con su presencia nos arropan en el viaje,

Con sus formas nos inspiran y cautivan,

Nos regalan momentos llenos de magia y vida.

Así, en cada piedra hay un suspiro,

Un eco lejano de aquel susurro,

Que nos conecta con la eternidad,

Y nos recuerda la importancia de la diversidad.

Porque en su forma más simple y serena,

Las piedras nos enseñan a valorar la arena,

A agradecer por cada regalo de la naturaleza,

A contemplar su belleza con delicadeza.

Las piedras

Las piedras, esos tesoros ocultos en la tierra,

Guardianes silenciosos de historias milenarias.

Sus formas y colores, un regalo de la naturaleza,

Que con paciencia han sido talladas en extraordinarias.

En un río, las pequeñas piedras juegan a bailar,

Normales ante la vista, pero llenas de esplendor.

Con cada movimiento, su brillo nos va a deslumbrar,

Reflejando el sol, como si guardaran su ardor.

De las montañas, las piedras traen historia grabada,

Testigos mudos de épocas que ya se extinguieron.

Muestran con su textura la fuerza que no resta nada,

Mientras respiramos el pasado que nos enviaron.

Piedras preciosas, relucientes como luceros,

Cautivan miradas, guardando secretos admirables.

Diamantes, rubíes y esmeraldas, soberbias de destellos,

Nos transportan a un mundo de sueños inquebrantables.

Las piedras, pacíficas e imperecederas compañeras,

Ensilencio, nos susurran la grandeza del tiempo.

Y en su eterno existir, nos invitan a ser sinceras,

A valorar cada instante, como un raro alimento.

Así que celebremos las piedras con alegría,

Porque en su humilde presencia, hay un canto a la vida.

Son símbolo de resistencia y de sabiduría,

Y en su espíritu ancestral, nuestra alma es enriquecida.