Cinco Poemas para Mal de Amores

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En el abismo del mal de amores

Enredados en las garras del desamor,

nos encontramos solitarios y forasteros,

perdidos en un mundo sin colores,

donde reinan los suspiros y los espereros.

Las lágrimas brotan como ríos caudalosos,

mojando nuestras mejillas con tristeza,

los sueños rotos parecen maremotos,

que arrastran nuestras almas en la incerteza.

Pero en cada herida hay una lección,

en cada despedida nace una oportunidad,

el mal de amores nos muestra la direccón,

para encontrar una nueva felicidad.

Abrazamos la soledad con valentía,

reconstruimos nuestras alas rotas,

con cada alba una nueva poesía,

que eleva nuestros corazones en notas.

No somos derrotados por el desamor,

somos guerreros en busca de amor sincero,

construyendo versos que sanan el dolor,

endulzando el camino que una vez fue aguero.

En el abismo del mal de amores,

encontramos fuerza, sabiduría y libertad,

cerramos ciclos sin rencores,

porque el amor verdadero siempre llegará.

Tristeza de amor

En el hueco de mi alma se anida el pesar,

un corazón partido y cansado de amar.

Aquella ilusión que se perdió en el viento,

dejando en mi ser un vacío violento.

Espejismo de amor

Mis días se vuelven eternas noches,

recorriendo los rincones de mis reproches.

El amor que creí tener, solo fue engaño,

un espejismo efímero y extraño.

El camino de sanar

Pero aunque desgarrado, mi corazón resiste,

buscando en su interior cómo sobreviviste.

El camino es arduo, lo sé bien,

pero pronto dejaré de quererte, lo sé también.

Fortaleza encontrada

En cada amanecer viene la esperanza,

de encontrar en mí misma la fuerza que se alcanza.

Mis heridas sanarán, mi amor florecerá,

volveré a sonreír y a creer en el amor de verdad.

Así que hoy, mal de amores, te dejo atrás,

con la promesa de un nuevo amanecer que me traerá paz.

Porque en mi interior, guardo el poder de sanar,

y a pesar del dolor, mi corazón volverá a amar.

Mal de Amores

En un rincón oscuro de mi pecho,
habita el mal de amores, incansable.
Una herida profunda, un despecho,
que arde en mi alma, indeclinable.

Es dolor que consume mis entrañas,
un naufragio lento en mares de lágrimas.
Sueños rotos y promesas añejas
se entrelazan en un baile de espinas.

Pero aun en lo más oscuro del abismo,
donde tus recuerdos se mezclan con tormentas,
brota un destello de luz tenue y divino,
una esperanza que mi corazón alimenta.

Aprendo a sanar las heridas del pasado,
con fragilidad, renazco y me hago fuerte.
Descubro que el amor también es armado,
con versos escritos con tinta de suerte.

Mal de amores, persistes en mi ser,
pero con cada latido, me hago más resiliente.
Aprendo de tus lecciones, trato de entender,
que el amor verdadero llegará, incandescente.

En cada desamor, encuentro un camino,
para crecer, para amar aún más profundo.
Porque el mal de amores es solo un destino,
que transforma al alma, en un ser más jocundo.